Las personas que experimentan traumas permanentes, tanto físicos como psicológicos, experimentan un mundo de sensaciones que difícilmente pueda entender nadie en el exterior, siquiera la familia del afectado o afectada, por más que quieran esforzarse en comprenderle para atenderle mejor, podrán sentir lo que aquella persona que ha quedado con trauma permanente siente.
En el caso de traumas físicos, la atención psicológica debe ir dirigida y apoyada en el factor estratégica de resaltar todas las actividades que el paciente sí puede seguir realizando. Si la persona ha quedado con un trauma que le impedirá caminar, será cuestión de recordarle y mostrarle lo divertido que es leer, que puede visitar siempre muchos lugares, incluso, aunque no con todos los pacientes funcione igual, ocupar algún deporte como baloncesto para discapacitados, en realidad y gracias a las iniciativas de instituciones sin fines de lucro que han luchado por la mejora de la calidad de vida de estas personas, hay muchas actividades disponibles para personas con traumas físicos permanentes que les ayudarán a sobrellevar su situación.
Para el caso de pacientes con traumas que incluyan afectaciones mentales, el trabajo deberá ser más arduo y obligatoriamente, incluir la participación de la familia. Un problema común en estos casos es la baja autoestima que, en muchos casos, acompaña al paciente que ha terminado con trauma permanente, agravando su situación, en estos casos, también es válido incluirle en terapia de grupo, mirar a otras personas con problemas similares que salen adelante en la vida, hablar de las actividades que cada uno de los pacientes con este problema hace por encima de aquello que le ha causado el trauma y del trauma mismo, es invalorable, junto con la terapia familiar, que ayudará a la familia a comprenderles mejor, es el comienzo de una mejora en la calidad de vida de la persona.